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Sabemos que te encantan los alfajores y que sos del club de fans de Jorgito. Por eso, queremos invitarte a llevar a todos lados tu amor y tu pasión por la marca. En nuestra tienda seguro vas a encontrar algo para mostrar con orgullo tu amor por los alfajores. Y si tenés un amigo, familiar o vecino mega fan de Jorgito, vas a poder hacerle el mejor regalo que, por supuesto, incluye alfajores!
Desde aquel modesto local en la calle Doblas, en pleno barrio de Caballito —hace ya más de seis décadas— comenzó la historia de Jorgito: Amador Saavedra compró una panadería y luego se asoció con su amigo José Antonio Fernández. Pronto descubrieron que era el alfajor lo que realmente prendía en las manos del barrio. Elegir el sabor fue fácil; la parte difícil fue mantener vivos esos suspiros infantiles que viajaban desde la escuela, desde el kiosco, desde la pausa del recreo. Y lo lograron: la golosina cruzó calles porteñas, colegios, partidos, meriendas compartidas, hasta convertirse en símbolo de un país que siempre tiene un alfajor a mano cuando quiere evocar aquello que fue.
Y así nace ahora el CLUB JORGITO: no sólo como tienda, sino como un altar de memoria y afecto. Porque al comprar un mate, una taza o una remera del club, no estás adquiriendo sólo un objeto, estás abrazando un pedazo de tu infancia, de tus tardes de colegio, de esos momentos en que el mundo se detenía un instante para saborear dulce de leche y chocolate. Esa complicidad entre la marca y cada generación es lo que queremos celebrar: que el alfajor fue testigo de sueños, de charlas entre amigos, de risas que se escapaban bajo el recreo, de un barrio que lo hacía suyo. Por eso cada tote-bag, cada llavero, cada taza… es un guiño cariñoso al pasado que sigue latiendo.
Miramos al futuro sabiendo que lo mejor está aún por venir. El CLUB JORGITO quiere acompañarte no sólo cuando abrís el alfajor, sino cuando llevás con vos el escudo de un sabor, de una marca que supo calar profundo en el alma argentina. Queremos regalarte la camiseta de la memoria y devolverte ese orgullo de decir: “yo formo parte de esto”. Porque si el alfajor nos conectó alguna vez con aquello que fuimos, hoy el club nos conecta con aquello que seremos: una comunidad que no olvida, que comparte, que celebra juntos. Bienvenidos al club: el sabor no se detiene, el recuerdo se renueva.
